Disfrute dones innatos de su cerebro y evitar pedir disculpas por las tareas que encuentra agotar la energía. Usted es único en este planeta y puede aprender a prosperar en su propio camino.
—Arlene R. Taylor PhD
El descanso y el cuidado personal son muy importantes.
Cuando usted toma tiempo para renovar su espíritu, eso
le permite servir a otros de la superabundancia.
Usted no puede servir de un recipiente vacío.
—Eleanor Brownn
Qué tiempo tan exilerante para estar vivo en esta Era del Cerebro. Menos impresionantes son las pandemias globales como la demencia, el Alzheimer, la diabetes, la ansiedad, la depresión, y la obesidad, que en sí misma está relacionada con más de 50 enfermedades. Obviamente, hay algo mal con la forma en que la gente en el planeta Tierra ha estado viviendo. No está funcionando muy bien, por decirlo suavemente.
Importancia de Estilo de Vida de Longevidad [LLM], el programa para mejorar el estilo de vida basado en el cerebro, está diseñado para ayudar a las personas a prevenir lo que se puede prevenir y para tratar con más eficacia lo que no se previno o no se pudo prevenir. El programa LLM incluye 14 components que los estudios han demostrado que pueden ayudar a las personas a mantenerse más sanas y “más jóvenes” durante más tiempo. Por supuesto, todos los componentes se relacionan con el cerebro, donde—para repetir—todo comienza.
En caso de que se lo pregunte, los 14 componentes de LLM investigados son:
Henry Ford, el famoso inventor de los automóviles y camionetas Ford fue citado diciendo: Si cree que puede o cree que no puede, tiene razón en ambos casos. Además, su cerebro solo puede hacer lo que cree que puede hacer y eso comienza con usted. Es su trabajo decirle a su cerebro lo que puede hacer. Sin embargo, para hacerlo con éxito, primero debe pensar que puede, y eso también se aplica a la salud y a la longevidad.
¿Puede una persona mantenerse más saludable y más joven durante más tiempo por medio de las opciones de estilo de vida? Eso es lo que estudio tras estudio se propone demostrar. Y hay un creciente grupo de ejemplos anecdóticos.
Jeanne Louise Calment de Arles, Francia. Ella lo logró. Esa mujer practicó la esgrima a los 85 años, montó su bicicleta de dos ruedas hasta que cumplió los 100, y vivió ¡22 años—y 164 días! Gracias a ella, se creó el “Club 122” (un club “virtual”). Las personas que se unen al Club 122 ven su mente que se sienten más saludables y se ven más jóvenes por más tiempo, ya que aspiran a una vida útil de por lo menos 122 años.
“¿Pero, se pregunta 122 años?” “¿En serio?” Bueno, ¿por qué no? Los estudios han demostrado que tal como al lanzar una flecha cuanto más lejos apunte, mayor será la distancia lograda.
Un estilo de vida de longevidad comienza en su cerebro— ¡y es importante! Los autores del libro SuperBrain lo dicen de esta manera:
Si quiere saber cómo eran sus pensamientos en el pasado, observe su cuerpo hoy. Si quiere saber cómo será su cuerpo en el futuro, contemple sus pensamientos hoy … El 70% de que bien y por cuánto tiempo usted viva, está en tus manos.
Usted puede hacerlo. El desafío es que usted solo sabe lo que sabe. Si no “sabe,” estudie hasta que lo sepa. Luego, convierta la información en conocimiento y aplíquela constantemente, y durante todo el tiempo que viva.
Solo hay una estipulación: Nadie más puede hacer esto por usted. Empiece ahora. Manténgase más joven y más saludable por más tiempo. ¡Tenga una meta alta¾como un regalo tanto para usted como para la próxima generación!
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Nuestro corazón habla por nuestra alma en todo momento mientras estamos vivos. Escucha … mientras el ritmo del susurro se repite: tic…tac, tic…tac, tic…tac. Es realmente así de simple.
—Solo comienza … otra vez.
—Royce Addington
Todo comienza en su cerebro. Contiene todos los secretos del éxito. Solo necesita aprender a extraerlos y aplicarlos. Tras el desarrollo del equipo de imágenes cerebrales, se creó la ciencia de la “Función Cerebral.” Los científicos saben hoy más que nunca, cómo funciona el cerebro. Ahora usted puede elegir usar cerebro por diseño para mantenerse más saludable y más joven por más tiempo.
Según David Schnaiter, la satisfacción con la vida es uno de los factores más decisivos para envejecimiento saludable y longevidad. Es uno de los 14 componentes que forman parte del programa de mejoramiento del estilo de vida basado en el cerebro, conocido como Importancia de Estilo de Vida de Longevidad [LLM], diseñado para ayudar a las personas a prevenir lo que se puede prevenir y tratar de manera más eficaz lo que no se previno o no se pudo prevenir. La espiritualidad personal es una parte influyente de la Satisfacción con la Vida. Alguien ha dicho que la teología es lo que usted percibe en su mente, la religión es lo que hace con sus manos, y la espiritualidad es lo que percibe en su corazón.
Pienso en la espiritualidad como el espíritu en el que vive la vida. Del mismo modo que usted tiene un nivel de aptitud mental, física y emocional, tiene un nivel de aptitud espiritual que afecta todo lo que hace y todas sus relaciones: con otros, con su Poder Superior (como lo explican los programas de 12 pasos) y consigo mismo.
¿Cómo impacta su cerebro su nivel de espiritualidad?
El neurocientífico Dr. Daniel Amen ha dicho: “Si su vida espiritual no está desarrollada, puede tener un impacto negativo en el funcionamiento espiritual del cerebro. Por ejemplo, si se involucra repetidamente en la pornografía, eso tiene un efecto negativo en cómo funciona su cerebro. Si cede repetidamente a la tentación, es más probable que ceda a ella en el futuro. Por el contrario, la oración y la meditación en la Biblia tienen un efecto positivo.”
Según el Neuroteólogo Dr. Andrew Newberg, “Si contempla algo tan complejo y misterioso como es Dios, va a tener increíbles ráfagas de actividad neuronal emitiendo en diferentes partes de tu cerebro; y, su cerebro va a crecer.”
¿Que está esperando? Póngase en marcha. ¡Haga que su cerebro crezca!
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Todo o conflito é sobre a diferença; se a diferença é religião
racial, ou nacionalidade.
—John Hume
Se conocieron en un territorio neutro, por lo menos así lo describió la pareja. De hecho, si sus respectivas familias no hubieran inmigrado a Canadá, Leejan y Teresa quizá nunca se habrían conocido. Durante su noviazgo de dos años no tuvieron ningún problema, salvo por las diferencias entre las familias. Sin embargo, todos se comportaban en forma amable con los demás hasta que la pareja anunció sus planes para casarse. Entonces, los vientos cambiaron y empezaron las dificultades.
“Hijo mío,” canturreó el padre de Leejan, “somos de Laponia, la región más septentrional de Finlandia. Tienen siete meses de invierno con mucha nieve. Hace frío: la temperatura media varía de unos pocos grados bajo cero en el noroeste a un par de grados por encima de cero en el suroeste. ¡Los laplanders juegan deportes de clima frío y crían renos! La familia de Teresa es de Portugal. He investigado. Las temperaturas medias pueden ser alrededor de 82 grados F, con temperaturas más altas de verano rutinariamente por encima de 104 grados F. Juegan deportes de clima caliente en Portugal. Comen diferentes alimentos. ¡Lo único que esos dos lugares tienen en común es que están en el mismo planeta!”
“Teresa,” gritó a su vez su padre, “Leejan es un buen chico pero su familia proviene de nómadas que pastoreaban renos. Nosotros provenimos de un largo linaje de pescadores. Ellos hablan finlandés y nosotros hablamos portugués. Yo también he hecho mi tarea. El idioma finlandés tiene 29 letras; Portugués sólo 24 letras. ¡Además nos gustan las corridas de toros! ¿Acaso no son cosas muy diferentes?”
Cuando hizo una pausa para respirar, Teresa preguntó, “¿Qué quieres decir con eso, papá?”
“Lo que quiero decir,” respondió, “es tradición.” Inclinó la barbilla indicando que este hecho por sí solo debería poner las cosas en claro.
Por su parte, a la madre de Leejan le preocupaba que sus nietos no aprenderían a hablar finlandés. Por otro lado, a la madre de Teresa le preocupaba que sus nietos no podrían conversar en portugués.
“Yo les enseñaré finlandés,” dijo Leejan.
“Y yo les enseñaré portugués,” dijo Teresa. “Sus nietos serán trilingües. ¡Imagínense todas las ventajas que tendrán al poder conversar en tres idiomas!”
“Siempre pensamos que Teresa encontraría a un buen chico de Portugal,” protestaron las tías de Teresa.
“Siempre pensamos que Leejan se casaría con una linda chica de Lapland,” renegaron los tíos de Leejan.
Y así ocurrió. Mientras los familiares se concentraban en las diferencias entre una familia y otra, todos temían lo peor pensando que sus tradiciones únicas desaparecerían.
Leejan y Teresa analizaron una y otra vez los puntos de vista de sus familias; y a pesar de la falta de similitudes entre una familia y otra, eventualmente los jóvenes decidieron pasar juntos el resto de sus vidas. “Viéndolo desde un punto de vista,” dijo Leejan, “al casarnos, nos casamos con las familias,” pero viéndolo desde otro punto de vista, estamos creando nuestro propio hogar. Estoy seguro de que nuestras familias son lo suficientemente listas como para ser amables unos con los otros.”
“Y podemos convivir con cada familia por separado,” añadió Teresa. “Salvo por la boda, no tienen que entrometerse unos con otros.” Entonces fijaron la fecha de la boda. Los futuros novios estaban entusiasmados, pero no sus respectivas familias.
El día de la boda del mes de julio era cálido y hermoso. La ceremonia se programó para las 7 de la tarde. Para entonces la temperatura se había vuelto muy bochornosa. Sin embargo, dentro de la capilla sin denominación religiosa, la atmósfera se sentía frígida, y no era culpa del aire acondicionado porque no había ninguno. Pero definitivamente se sentía un aire gélido cuando los miembros de las familias se aseguraban de sentarse en el lado correcto del pasillo de la capilla.
Algunos de los familiares de Teresa se presentaron en atuendos portugueses tradicionales. Sin considerar la temporada de verano, un número de familiares de Leejan llevaban ropa obviamente adecuada para la vida del Círculo Ártico. Hubo algunos intercambios de saludos con inclinaciones de la cabeza de un lado del pasillo al otro, pero no pasó de eso. Los únicos sonidos provenían del órgano y de algunos jadeos suaves de las tías.
Sorpresivamente, el cortejo nupcial llegó a tiempo. Se podían escuchar murmullos por toda la capilla a medida que el cortejo procedía hacia el frente. Leejan y Teresa estaban tranquilos y sonrientes, obviamente felices. Sus familias no lo estaban.
Se presentaron las comunes contrariedades de las ceremonias nupciales. Hacía tanto calor que los pétalos de las rosas se pegaron a las manos de la damita que las llevaba hasta que el paje de los anillos, su gemelo de cuatro años, volteó la canasta para que “los pételos se movieran”, como lo explicó con sus palabras. Algunas velas de 18 pulgadas estaban derritiéndose hasta el punto que la coordinadora de la boda decidió no encenderlas. La ceremonia con la música, las lecturas y recomendaciones se hicieron muy lentas. Mientras que el ministro hablaba interminablemente, los gemelos se sentaron en el piso junto a los novios y se quedaron dormidos. El aire se sentía muy denso y uno de los padrinos intentó abrir una ventana, sin poderlo lograr.
En el momento tradicional de la ceremonia, la novia volteó para entregar su ramillete de flores a la dama de honor, madre de los gemelos y en estado de embarazo. Sin embargo, en lugar de tomar el ramillete, la dama de honor emitió un gemido suave y se cayó hacia un lado con los ojos en blanco. La primera dama, sin esperar que le cayeran 147 libras encima, se movió precariamente contra la segunda dama. La fila de las damas, al fin y al cabo muy inestables con tacones de 5 pulgadas, se derrumbó. En cámara lenta, una encima de otra, la dama de honor y dos damas cayeron como dominó, creando un montón de vestidos color pastel, zapatos por doquier y ramilletes de flores esparcidos.
Un suspiro colectivo surgió de los invitados. La novia gritó y dejó caer su ramillete. Leejan volteó para ver qué había incitado el grito de su voluptuosa y ataviada novia. Dándose cuenta de la situación, soltó la mano de Teresa y se inclinó tras ella intentando alcanzar a las mujeres caídas. Lamentablemente, se tropezó con el velo de Teresa. Novio, velo y corona cayeron al suelo.
La novia gritó de nuevo, pero esta vez más fuerte. Se escucharon más suspiros de los invitados. Con la intención de ayudar, los padrinos junto al novio se percataron de su obligación y saltaron al rescate. En su proceso de socorrista, el padrino principal cayó sobre un pedestal, tumbándolo junto con la vela gruesa de la unidad. El golpe y el alboroto despertaron a los gemelos e inmediatamente empezaron a lamentarse. Otro padrino, tropezando con el ministro que se había agachando para tranquilizar a los gemelos, tumbó un enorme florero de gladiolas que se encontraba encima de un pedestal zanquivano en una posición peligrosa. Las flores, helechos y agua caían como cascada por los escalones de mármol del altar. Los resbaladizos escalones causaron la caída de un tercer padrino.
Se escuchaban comentarios por doquier. ¡Qué barbaridad! ¡Te dije que esta boda no era una buena idea! Es un mal agüero. ¡La ruina para las dos familias! ¿En tu vida habías visto…? De repente, desde el medio del caos y escándalo se escucharon unas risitas. Como un arroyo abriendo paso al mar, el sonido aumentaba cada vez más. La pequeña damita había cambiado sus lágrimas por risa.
“¡Qué gracioso!” decía en medio de sus risitas. “¡Muy divertido!” agregó su hermano gemelo y ambos niños empezaron a reír a gritos.
“Silencio, niños,” se escuchó decir a un miembro de la familia.
“No es gracioso, dejen de reír.”
“¡No puedo!” añadió la damita entre repiques de risotadas.
“¡Es la mejorísima boda del mundo! ¡Mira!
¡Leejan tiene una flor en la oreja.”
Y era cierto, junto con una ramita de una desgarbada flor de velo de novia.
La risa de los gemelos era contagiosa y poco a poco se empezaron a escuchar toses discretas convirtiéndose en risitas y luego en risotadas divertidísimas. Teresa, con la corona acomodada pero en un ángulo precario, miró a Leejan y ambos empezaron a reír. Tímidamente al principio, pero luego más fuerte, hasta que ambos colgaban de sí, con lágrimas de risa escurriendo por las mejillas. En unos minutos, los invitados de ambos lados del pasillo habían dejado de intentar cordura y se doblaban de la risa. Por su parte, la bisabuela reía tan fuerte que su silla de ruedas se mecía sin parar.
Cuando todo el cortejo nupcial se había enderezado, a pesar de faltar algunos zapatos y con la ropa empapada y arrugada, ramilletes regados, el ministro dio paso a una de sus acciones más prominentes de toda su carrera en el clero. Tomando los anillos del cojín blanco satinado, levantó la voz y dijo, “¡los declaro marido y mujer!” Y luego se aseguró de que Leejan y Teresa se pusieran los anillos en los dedos correctos.
El ministro, con papeles empapados en una mano, indicó a los invitados que “pasaran a la carpa de la recepción para comer.” Habiendo terminado su trabajo, dejó de esforzarse para mantener la cordura y soltó fuertes carcajadas. Entre risa y risa, se podía escuchar que decía “En treinta años… digo, en toda mi carrera… ¡qué barbaridad!” El órgano cobró vida para el himno final e intentó competir con el escándalo. Fue un caso perdido.
Pero algo maravilloso ocurrió a la atmósfera entre la capilla y la carpa de la recepción. Donde había habido muecas frías y saludos de mano formales, ahora se apreciaban sonrisas y conversaciones en todo lugar. Los invitados de ambas familias reían y se daban unos a otros golpecitos en la espalda. Era difícil distinguir quién pertenecía a qué familia, excepto por los que llevaban atuendos tradicionales.
Surgieron conversaciones en toda la carpa de la recepción. ¿Viste caer a la dama de honor? ¡Apenas ver para creer! ¡Y las damas! ¡Y los padrinos! ¡Afortunadamente nadie se lastimó! ¡De seguro que esta boda será inolvidable! ¡De suerte que esa vela pesada no cayó encima de los gemelos! ¡El ministro hizo muy bien en terminar anticipadamente la ceremonia! Etcétera.
La camaradería continuó hasta la cena, entre brindis para Teresa y Leejan, entre arreglos de maquillaje y atuendos, entre más fotografías, entre el primer baile y mucho más. Todos relataban los acontecimientos una y otra vez, cada uno desde su propia perspectiva, encontrando otra razón para reír. Mucho antes de que concluyeran las festividades, los gemelos habían gateado debajo de la mesa y se habían quedado dormidos, otra vez.
Con el paso de los años, a medida que continuaban platicándose los recuerdos y relatos de la boda, la historia en sí se convirtió en una cordialidad común entre ambas familias. La gente de ambos lados del pasillo hablaba de los gemelos, quienes encontraron el lado gracioso de la catástrofe y empezaron a reír, rompiendo el hielo. La risa, decían, unió a todos como no habría ocurrido de otra manera. Siempre que ocurría algo sorprendente, alguien comentaba: “Eso no es nada. ¿Te acuerdas de la boda de Teresa y Leejan?” Y empezaban las carcajadas.
Uno de los ancianos se topó con la frase unidad en la diversidad y le pareció muy interesante. Se oía decir al padre de Leejan: “Antes pensaba que nuestras familias eran como el día y la noche. Quizá no lo son tanto, ahora hemos encontrado unidad en la diversidad. ¿Qué tal?” Por supuesto, no todos los miembros de las familias aceptaban el nuevo concepto pero casi todos lo habían adoptado hasta el punto en que los pocos que se resistían generalmente eran considerados como individuos que podrían ser felices si lo quisieran.
Una década más tarde, la novia y el novio tienen un matrimonio sólido y las personas de ambos lados del pasillo se han hecho buenos amigos. En las reuniones familiares, especialmente cuando se relatan los acontecimientos de la boda (los tres niños trilingües nunca parecen cansarse de escucharla), Leejan y Teresa se miran y sonríen, guiñan los ojos, o asienten acordando, sin tener que decir nada. Y algunas veces lo dicen en voz alta, Puede ocurrir… unidad en la diversidad.
Y para ellos, sí ha ocurrido.
Se conocieron en un territorio neutro, por lo menos así lo describió la pareja. De hecho, si sus respectivas familias no hubieran inmigrado a Canadá, Leejan y Teresa quizá nunca se habrían conocido. Durante su noviazgo de dos años no tuvieron ningún problema, salvo por las diferencias entre las familias. Sin embargo, todos se comportaban en forma amable con los demás hasta que la pareja anunció sus planes para casarse. Entonces, los vientos cambiaron y empezaron las dificultades.
“Hijo mío,” canturreó el padre de Leejan, “nosotros somos de Lapland y la familia de Teresa es de Portugal. ¡Lo único que esos dos lugares tienen en común es que están en el mismo planeta!”
“Teresa,” gritó a su vez su padre, “Leejan es un buen chico pero su familia proviene de nómadas que pastoreaban renos. Nosotros provenimos de un largo linaje de pescadores. Ellos hablan finlandés y nosotros hablamos portugués. ¿Acaso no son cosas muy diferentes?”
Cuando hizo una pausa para respirar, Teresa preguntó, “¿Qué quieres decir con eso, papá?”
“Lo que quiero decir,” respondió, “es tradición.” Inclinó la barbilla indicando que este hecho por sí solo debería poner las cosas en claro.
Por su parte, a la madre de Leejan le preocupaba que sus nietos no aprenderían a hablar finlandés. Por otro lado, a la madre de Teresa le preocupaba que sus nietos no podrían conversar en portugués.
“Yo les enseñaré finlandés,” dijo Leejan.
“Y yo les enseñaré portugués,” dijo Teresa. “Sus nietos serán trilingües. ¡Imagínense todas las ventajas que tendrán al poder conversar en tres idiomas!”
“Siempre pensamos que Teresa encontraría a un buen chico de Portugal,” protestaron las tías de Teresa.
“Siempre pensamos que Leejan se casaría con una linda chica de Lapland,” renegaron los tíos de Leejan.
Y así ocurrió. Mientras los familiares se concentraban en las diferencias entre una familia y otra, todos temían lo peor pensando que sus tradiciones únicas desaparecerían.
Leejan y Teresa analizaron una y otra vez los puntos de vista de sus familias; y a pesar de la falta de similitudes entre una familia y otra, eventualmente los jóvenes decidieron pasar juntos el resto de sus vidas. “Viéndolo desde un punto de vista,” dijo Leejan, “al casarnos, nos casamos con las familias,” pero viéndolo desde otro punto de vista, estamos creando nuestro propio hogar. Estoy seguro de que nuestras familias son lo suficientemente listas como para ser amables unos con los otros.”
“Y podemos convivir con cada familia por separado,” añadió Teresa. “Salvo por la boda, no tienen que entrometerse unos con otros.” Entonces fijaron la fecha de la boda. Los futuros novios estaban entusiasmados, pero no sus respectivas familias.
El día de la boda del mes de julio era cálido y hermoso. La ceremonia se programó para las 7 de la tarde. Para entonces la temperatura se había vuelto muy bochornosa. Sin embargo, dentro de la capilla sin denominación religiosa, la atmósfera se sentía frígida, y no era culpa del aire acondicionado porque no había ninguno. Pero definitivamente se sentía un aire gélido cuando los miembros de las familias se aseguraban de sentarse en el lado correcto del pasillo de la capilla.
Algunos de los familiares de Teresa se presentaron en atuendos portugueses tradicionales. Sin considerar la temporada de verano, un número de familiares de Leejan llevaban ropa obviamente adecuada para la vida del Círculo Ártico. Hubo algunos intercambios de saludos con inclinaciones de la cabeza de un lado del pasillo al otro, pero no pasó de eso. Los únicos sonidos provenían del órgano y de algunos jadeos suaves de las tías.
Sorpresivamente, el cortejo nupcial llegó a tiempo. Se podían escuchar murmullos por toda la capilla a medida que el cortejo procedía hacia el frente. Leejan y Teresa estaban tranquilos y sonrientes, obviamente felices. Sus familias no lo estaban.
Se presentaron las comunes contrariedades de las ceremonias nupciales. Hacía tanto calor que los pétalos de las rosas se pegaron a las manos de la damita que las llevaba hasta que el paje de los anillos, su gemelo de cuatro años, volteó la canasta para que “los pételos se movieran”, como lo explicó con sus palabras. Algunas velas de 18 pulgadas estaban derritiéndose hasta el punto que la coordinadora de la boda decidió no encenderlas. La ceremonia con la música, las lecturas y recomendaciones se hicieron muy lentas. Mientras que el ministro hablaba interminablemente, los gemelos se sentaron en el piso junto a los novios y se quedaron dormidos. El aire se sentía muy denso y uno de los padrinos intentó abrir una ventana, sin poderlo lograr.
En el momento tradicional de la ceremonia, la novia volteó para entregar su ramillete de flores a la dama de honor, madre de los gemelos y en estado de embarazo. Sin embargo, en lugar de tomar el ramillete, la dama de honor emitió un gemido suave y se cayó hacia un lado con los ojos en blanco. La primera dama, sin esperar que le cayeran 147 libras encima, se movió precariamente contra la segunda dama. La fila de las damas, al fin y al cabo muy inestables con tacones de 5 pulgadas, se derrumbó. En cámara lenta, una encima de otra, la dama de honor y dos damas cayeron como dominó, creando un montón de vestidos color pastel, zapatos por doquier y ramilletes de flores esparcidos.
Un suspiro colectivo surgió de los invitados. La novia gritó y dejó caer su ramillete. Leejan volteó para ver qué había incitado el grito de su voluptuosa y ataviada novia. Dándose cuenta de la situación, soltó la mano de Teresa y se inclinó tras ella intentando alcanzar a las mujeres caídas. Lamentablemente, se tropezó con el velo de Teresa. Novio, velo y corona cayeron al suelo.
La novia gritó de nuevo, pero esta vez más fuerte. Se escucharon más suspiros de los invitados. Con la intención de ayudar, los padrinos junto al novio se percataron de su obligación y saltaron al rescate. En su proceso de socorrista, el padrino principal cayó sobre un pedestal, tumbándolo junto con la vela gruesa de la unidad. El golpe y el alboroto despertaron a los gemelos e inmediatamente empezaron a lamentarse. Otro padrino, tropezando con el ministro que se había agachando para tranquilizar a los gemelos, tumbó un enorme florero de gladiolas que se encontraba encima de un pedestal zanquivano en una posición peligrosa. Las flores, helechos y agua caían como cascada por los escalones de mármol del altar. Los resbaladizos escalones causaron la caída de un tercer padrino.
Se escuchaban comentarios por doquier. ¡Qué barbaridad! ¡Te dije que esta boda no era una buena idea! Es un mal agüero. ¡La ruina para las dos familias! ¿En tu vida habías visto…? De repente, desde el medio del caos y escándalo se escucharon unas risitas. Como un arroyo abriendo paso al mar, el sonido aumentaba cada vez más. La pequeña damita había cambiado sus lágrimas por risa.
“¡Qué gracioso!” decía en medio de sus risitas. “¡Muy divertido!” agregó su hermano gemelo y ambos niños empezaron a reír a gritos.
“Silencio, niños,” se escuchó decir a un miembro de la familia. “No es gracioso, dejen de reír.”
“¡No puedo!” añadió la damita entre repiques de risotadas. “¡Es la mejorísima boda del mundo! ¡Mira! ¡Leejan tiene una flor en la oreja.” Y era cierto, junto con una ramita de una desgarbada flor de velo de novia.
La risa de los gemelos era contagiosa y poco a poco se empezaron a escuchar toses discretas convirtiéndose en risitas y luego en risotadas divertidísimas. Teresa, con la corona acomodada pero en un ángulo precario, miró a Leejan y ambos empezaron a reír. Tímidamente al principio, pero luego más fuerte, hasta que ambos colgaban de sí, con lágrimas de risa escurriendo por las mejillas. En unos minutos, los invitados de ambos lados del pasillo habían dejado de intentar cordura y se doblaban de la risa. Por su parte, la bisabuela reía tan fuerte que su silla de ruedas se mecía sin parar.
Cuando todo el cortejo nupcial se había enderezado, a pesar de faltar algunos zapatos y con la ropa empapada y arrugada, ramilletes regados, el ministro dio paso a una de sus acciones más prominentes de toda su carrera en el clero. Tomando los anillos del cojín blanco satinado, levantó la voz y dijo, “¡los declaro marido y mujer!” Y luego se aseguró de que Leejan y Teresa se pusieran los anillos en los dedos correctos.
El ministro, con papeles empapados en una mano, indicó a los invitados que “pasaran a la carpa de la recepción para comer.” Habiendo terminado su trabajo, dejó de esforzarse para mantener la cordura y soltó fuertes carcajadas. Entre risa y risa, se podía escuchar que decía “En treinta años… digo, en toda mi carrera… ¡qué barbaridad!” El órgano cobró vida para el himno final e intentó competir con el escándalo. Fue un caso perdido.
Pero algo maravilloso ocurrió a la atmósfera entre la capilla y la carpa de la recepción. Donde había habido muecas frías y saludos de mano formales, ahora se apreciaban sonrisas y conversaciones en todo lugar. Los invitados de ambas familias reían y se daban unos a otros golpecitos en la espalda. Era difícil distinguir quién pertenecía a qué familia, excepto por los que llevaban atuendos tradicionales.
Surgieron conversaciones en toda la carpa de la recepción. ¿Viste caer a la dama de honor? ¡Apenas ver para creer! ¡Y las damas! ¡Y los padrinos! ¡Afortunadamente nadie se lastimó! ¡De seguro que esta boda será inolvidable! ¡De suerte que esa vela pesada no cayó encima de los gemelos! ¡El ministro hizo muy bien en terminar anticipadamente la ceremonia! Etcétera.
La camaradería continuó hasta la cena, entre brindis para Teresa y Leejan, entre arreglos de maquillaje y atuendos, entre más fotografías, entre el primer baile y mucho más. Todos relataban los acontecimientos una y otra vez, cada uno desde su propia perspectiva, encontrando otra razón para reír. Mucho antes de que concluyeran las festividades, los gemelos habían gateado debajo de la mesa y se habían quedado dormidos, otra vez.
Con el paso de los años, a medida que continuaban platicándose los recuerdos y relatos de la boda, la historia en sí se convirtió en una cordialidad común entre ambas familias. La gente de ambos lados del pasillo hablaba de los gemelos, quienes encontraron el lado gracioso de la catástrofe y empezaron a reír, rompiendo el hielo. La risa, decían, unió a todos como no habría ocurrido de otra manera. Siempre que ocurría algo sorprendente, alguien comentaba: “Eso no es nada. ¿Te acuerdas de la boda de Teresa y Leejan?” Y empezaban las carcajadas.
Uno de los ancianos se topó con la frase unidad en la diversidad y le pareció muy interesante. Se oía decir al padre de Leejan: “Antes pensaba que nuestras familias eran como el día y la noche. Quizá no lo son tanto, ahora hemos encontrado unidad en la diversidad. ¿Qué tal?” Por supuesto, no todos los miembros de las familias aceptaban el nuevo concepto pero casi todos lo habían adoptado hasta el punto en que los pocos que se resistían generalmente eran considerados como individuos que podrían ser felices si lo quisieran.
Una década más tarde, la novia y el novio tienen un matrimonio sólido y las personas de ambos lados del pasillo se han hecho buenos amigos. En las reuniones familiares, especialmente cuando se relatan los acontecimientos de la boda (los tres niños trilingües nunca parecen cansarse de escucharla), Leejan y Teresa se miran y sonríen, guiñan los ojos, o asienten acordando, sin tener que decir nada. Y algunas veces lo dicen en voz alta, Puede ocurrir… unidad en la diversidad. Y para ellos, sí ha ocurrido.
“Tu no tienes idea de lo aterrorizada que estoy!” Karol no le hablo a nadie en particular. Ella abría y cerraba sus manos sudadas en lo que ella caminaba de un lado a otro en un cuarto pequeño y ancho. Su frente llena de sudor como brilladores. “Yo sé que se me va a olvidar cada línea, y me van a abuchear de la plataforma, y voy a estar en depresión y vergüenza el resto del ano de escuela.
“Sea que pienses que vas a fracasar o superarte, tu estas correcta/o. un joven no prepositivo dijo desde la esquina.
Karol paro de dar pasos de un lado a otro y le dio una mirada con sus extraordinarios ojos azules. “Que quieres decir, Tim?” ella demando.
En una calmada y controlada voz, él le explico que las palabras de ella estaban creando una profecía auto llena de si, una imagen para su cerebro de seguir. “Tu le puedes dar a tu cerebro un mapa positivo a seguir?”
“Estas loco?” ella demando. “Porque alguien le daría un mapa negativo a su cerebro de seguir?”
“ ciertamente?” Tim dijo. “Mis sentimientos exactamente.”
Karol continuo dando pasos, y después paro, miro a Tim atentamente y le pregunto, “Que mapa le das tú a tu cerebro de seguir?”
Tim se sonrió. “En realidad, yo también estaría aterrorizado, si yo me digiera lo que tú te acabas de decir!” Su infecciosa media sonrisa quito cualquier ardor de sus palabras.
“YO digo: yo sé mi tema. Yo estoy recordándome de mis líneas. Me agrada compartir mi destreza con el público. Ellos están respondiendo positivamente.” Acababan de salir estas palabras de sus labios cuando su nombre fue pronunciado. Con un medio saludo en la dirección de ella, el camino hacia el escenario.
Viéndolo caminar con seguridad hacia la luz del escenario, yo pensé, que sabiduría para un muchacho tan joven. El ha deber aprendido eso de sus modelos ejemplares.
Yo me pregunto acerca de Karol. Tal vez sus cuidadores no sabían que cada pensamiento que tenemos afecta cada célula de nuestro cerebro y cuerpo. Nuestros pensamientos impactan a cierto punto el éxito en cualquier situación porque ellos crean imagines en nuestro cerebro, un mapa (como lo pone Ted) para que el cerebro lo sigua.
Ese es el valor de practicar. El cerebro hace modelos de nuestros pensamientos, palabras, acciones y comportamiento-y lo repasa una y otra vez. A la hora de la actuación, dando que no sabotajes los modelos con palabras negativas y pensamientos de fracaso o insuficiencia, el cerebro simplemente repite el modelo una vez más. Esta es la técnica que muchos campeones olímpicos usan antes de la competición verdadera. Ellos pausan por un momento, usualmente con sus ojos cerrados, y mentalmente ensayan sus modelos o mapas. Ellos se imaginan a sí mismos finalizando sus rutinas con éxito.
Los ensayos pueden ser verdaderos o virtuales (en la mente). Tú puedes usar ensayos virtuales para reforzar los ensayos verdaderos.
Tu ensayas (por ejemplo., imaginación, hablarse a sí mismo) continuamente durante las primeras horas cuando te levantas de todos modos, pues es mejor que ensayes bien lo mejor posible que puedas eficientemente y eficazmente. El subconsciente reconoce muy poco las diferencias entre lo actual y lo ensayado virtual. El ensayo de cualquier clase puede ser muy efectivo para ayudarnos a mejorar nuestras habilidades.
Investigadores dieron a participantes un pequeño, alambre de tres dimensiones y gravaron la actividad de las neuronas (estudios PET Escáner) en sus cerebros, al paso que ellos tocaban y jugaban con el alambre. Al rato, a cada participante se le pregunto que simplemente se recordara como él/ella habían tocado y jugado con el alambre. Las mismas porciones del cerebro fueron activadas durante el “pensar acerca del alambre” como fueron activadas durante lo actual “tocando el alambre.” Esa es la razón de aconsejar lo relacionado “pensamientos son poderosos-toma control consiente de los tuyos!”
Como los ensayos pueden ser verdaderos o virtuales-y ser efectivos-tu puedes ensayar en adelantado aunque tú nunca haigas tenido la oportunidad de verdaderamente hacer la actividad específica. Toma a Karol por ejemplo. Este era su primer discurso enfrente de un público real. Dándose cuenta que ella era la número siete en el programa de presentar un discurso de cinco minutos de su tema, yo le pregunte si ella le gustaría hacer un ensayo virtual. La pobre muchacha estaba en un estado de pánico Yo no estaba segura si ella iba a poder escuchar mis consejos. De todos modos, no había nada que perder! Ella me dio una mirada algo loca por un momento, y después dejo de caminar de un lado a otro, y movió su cabeza.
Después de aconsejarle que respirara profundo unas cuantas veces (ella había estado respirando muy despacio y deteniendo su respiración por varios segundos a la vez), le pregunte que me describiera las imágenes en su mente relacionadas con la plática de este evento. No sorprendente todos eran negativos, y todos eran desde caerse y tropezarse antes de que ella llegara al escenario y se rieran y la sacaran. Sin ayuda!
La rete a crear un nuevo grupo de imágenes, un nuevo mapa para su cerebro seguir. Esto involucra verse a ella:
Su respuesta fue una murmuración, “oh! Esto era lo que Ted trataba de decirme!” Ella hiso una pausa por un momento. “Voy a tratar de hacer esto,” dijo ella.
“Di, estoy haciendo esto,” Yo me sugerí. “simple, tiempo presente, frases positivas son las más efectivas. Di, disfruto haciendo esta presentación.” No habían salido estas palabras de su boca cuando ya era su turno de hacer su presentación. Karol hiso un increíble trabajo-después de un ensayo virtual. Ella estaba sorprendida y contenta!
Como también con inteligencia emocional, ensayo inteligencia, o RQ, es una habilidad aprendida. Tú le puedes bocinar a tu RQ a cualquier edad y usar tus habilidades realzadas para ayudarse a tener más éxito-en casa, el trabajo, profesionalmente, y personalmente. Puedes ensayar en realidad o ensayar virtual cualquiera y todos los papeles en el escenario en vivo. Aquí va para ti por dar una actuación nominada para un Oscar. Afortunadamente, en los Oscares de la vida, todos pueden ganar!
Reconocerás tu propio camino cuando lo encuentres, porque repentinamente tendrás toda la energía y la imaginación que puedas necesitar.
—Jerry Gillies
Una mujer entró repentinamente en mi oficina como empujando una pared de vibrante emoción frente a ella. Sin siquiera saludar, dejó oir su voz rompiendo la quietud del silencio “Mi tía,” comenzó ella, “asistió a una de sus presentaciones, y llegó a casa comentando que usted dijo que los cerebros que empatizan y sistematizan describen una inclinación a ceder o a ser flexibles. Y estoy aquí para decirle que yo no tengo esa inclinaciòn. ¡Nunca la he tenido! Por otra parte, no intento ser flexible porque NO es una VENTAJA!”
Esa dama obviamente estaba empeñada en una misión.
Francamente, además de las palabras que prácticamente se lanzaron en mi dirección, lo primero que noté fue su barbilla, elevada hacia el frente, (si saben a qué gesto me refiero).
Antes de que yo pudiera elaborar una respuesta apropiada, la mujer continuó. “¿Y de dónde proviene la palabra flexible y cómo aplicarla a las personas? Los árboles tienen flexibilidad natural.”
“Correcto,” le respondí, amablemente. “Los árboles a veces tuercen sus ramas con flexibilidad. Sin embargo, en el contexto de la función cerebral, ¡esa es una ventaja!” Hice una pausa para observar su reacción.
“Con respecto al cerebro, inclinarse a la flexibilidad, se refiere a los talentos naturales que posee su cerebro basadp en sus dones innatos.”
Ella me miró fijamente por un prolongado momento, y, acariciando su barbilla, dijo con lentitud, “Me llamo Francie, y rara vez me equivoco.” “Ese puede ser uno de sus talentos o una habilidad,” dije, sonriendo. “En cierto modo, sería maravilloso que raramente estuviéramos equivocados, aunque eso podría ser bastante impopular si usted publicara ese don.”
“Bueno, pero, ¿qué acerca de empatía y sistematización? Supongo que usted también tiene una pomposa explicación al respecto.”
“Eso no es pretensioso,” le contesté riéndo entre dientes. “Son palabras fundamentales. La empatía se relaciona con la capacidad de identificar y comprender los pensamientos y sentimientos de los demás, para responder a ellos con emociones apropiadas, y esforzarse por mantener la armonía en toda relación.”
Noté que Francie apartaba la mirada, creo un poco tímidamente. Sin embargo, continué. “La sistematización se relaciona con la intensidad de interés en los sistemas, especialmente en analizarlos, construirlos y organizarlos. Si bien los seres humanos son una mezcla de ambos, en la mayoría de las culturas, si no en todas, los cerebros que empatizan se suponen ser de las mujeres y los cerebros que sistematizan se encuentran más en los hombres.”
“Puede acomodarse en un asiento, Francie,” le dije. “Elija: taburete o silla. Tengo un cuadro que le gustaría ver.” Desenrollé un pedazo de papel de aproximadamente 6 pulgadas de alto y 12 pulgadas de ancho y lo alisé en mi escritorio. “Aunque los cerebros humanos son más parecidos que diferentes, hay algunas diferencias. Por ejemplo, los hombres y las mujeres tienen hormonas idénticas pero en diferentes proporciones. Los hombres tienden a tener más testosterona y las mujeres tienden a tener más estrógeno. De manera similar, tanto el cerebro masculino como el femenino contienen funciones empáticas y sistematizadas. Sin embargo, los cerebros femeninos tienden a ser más empáticos y los cerebros masculinos tienden a ser más sistemáticos. También hay un pequeño porcentaje de cerebros que se cree que son 50:50 en términos de empatía y sistematización. El investigador Dr. Simon Baron-Cohen ha calculado que el 95% de la población mundial puede representarse en esta ilustración pictórica.”
Continuo de Genero
Francie estudió la sencilla tabla. “¿Por qué sólo el 95%?” Preguntó.
“Buena pregunta. Quizás porque hay algunos seres humanos cuyos cerebros no coinciden con los cuerpos que los contienen. Un cerebro femenino puede estar alojado en un cuerpo masculino y viceversa.”
“Bueno,” dijo Francie, en tono un poco agresivo: “Yo estoy muy interesada en los sistemas. ¿Trata usted de etiquetarme como un cerebro masculino en un cuerpo femenino?”
“Difícilmente,” respondí, riendo entre dientes. “En primer lugar, las investigaciones de hombres y mujeres tienden a ser reportadas en forma de generalizaciones, conclusiones que siguen la norma estadística, y generalmente se aplican por lo menos a dos tercios de la población, pero no necesariamente a toda la población.”
“Lo sé, interrumpió Francie. “Yo no soy una mujer típica. Entonces, ¿en qué ha fallado la investigación?”
“Las diferencias individuales no invalidan la investigación, simplemente ejemplifican la singularidad individual. Nunca ha habido un cerebro como el suyo en este planeta, y nunca lo habrá. En parte porque cada pensamiento que un cerebro piensa cambia su estructura, y nadie piensa exactamente los mismos pensamientos. Osho lo indica en la siguiente forma:
“Desde el principio se nos dice que nos comparemos con los demás. Esta es como la más grande enfermedad; como un cáncer que destruye su alma porque cada individuo es único y la comparación no es posible. Yo soy solo yo, y usted es solo usted mismo. No hay nadie más en el mundo con quien pueda compararse.”
Hice una pausa. Francie asintió.
“Ningún ser humano es 100% empático o sistemático. Las mujeres que son principalmente empáticas pueden ser organizadas, seguir instrucciones paso a paso, y pueden ser analíticas y estar interesadas en los sistemas. Los hombres que principalmente son sistemáticos, pueden aprender a ser empáticos, a identificar y tratar de entender los pensamientos y sentimientos de los demás, a responder adecuadamente a las emociones, y esforzarse por armonizar en sus relaciones.”
Al ser tú mismo, pones algo maravilloso en el mundo que antes no existía.
—Edwin Elliot
Me encanta estudiar la ciencia de la función cerebral,” agregué, “¿Puede darse cuenta?”
“Oh, si puedo,” dijo Francie, y lo que podría pasar por una sonrisa se dibujó en su rostro brevemente. “Entonces, ¿quién es mejor en tareas múltiples? Déjame adivinar: ¡Las mujeres!”
“Curiosamente, estudios han demostrado que el cerebro humano no está diseñado para realizar simultàneamente múltiples tareas,” le dije. “Los intentos de realizar múltiples tareas a la misma vez, hacen que el cerebro funcione de manera menos eficiente. Tanto el ì índice de error como la fatiga aumentan con los intentos de realizar múltiples tareas a la vez. Habiendo dicho esto, los cerebros sistemàticfos son capaces de “realizar mùltiples tareas simultáneamente,” lo que significa que pueden hacer dos tareas diferentes al mismo tiempo, siempre que cada tarea esté dirigida por un hemisferio diferente.”
“¡Continúa!” Dijo Francie.
“Un hombre puede armar un juguete para su nieto usando su hemisferio derecho y hacerlo sin leer las instrucciones, mientras que al mismo tiempo está manteniendo una conversación con su hemisferio izquierdo sobre un tema totalmente diferente. Los cerebros femeninos no funcionan con múltiples tareas simultáneas. Pueden alternar rápidamente cambios de atención y hacerlo razonablemente bien, siempre y cuando solo estén haciendo dos tareas. Más de eso, el índice de error aumenta significativamente.”
El lenguaje corporal de Francie mostraba signos de relajación y sus manos ya no estaban fuertemente apretadas. Me arriesgué a decir: “Yo crecí en un sistema de familia donde los niños eran considerados más importantes que las niñas. Y donde lo que a una chica se le permitía hacer encajaba en un cuadro mucho más estrecho de opciones en comparación con las de un niño.”
Yo no proseguí, cuando de pronto Fracie exclamò acaloradamente. . . “¡No tienes la MENOR IDEA! “Tengo siete hermanos. Mi madre murió cuando yo tenía nueve años, y mi padre nunca se volvió a casar. Desde entonces escuché una y otra vez que yo solo era buena para la cocina, la limpieza y las tareas domésticas. Eso me enojaba mucho. ¡Una vez les dije que cualquier cosa que ellos pudieran hacer yo podría hacerlo mejor!
“Oh!” Exclamé.” ¿Tenías nueve años y te hiciste cargo de la cocina, la limpieza y las tareas domésticas? Podría apostar a que muy pocas chicas de esa edad podrían haber logrado eso. ¡Debes tener la inclinación a múltiples flexibilidades!”
Tuve que sonreír, y esta vez ella también. “Entonces, ¿qué a cerca de establecer y alcanzar metas?”
“Todos los cerebros pueden establecer y lograr objetivos, y lo hacen. Sin embargo, generalmente los cerebros sistematizados son más orientados hacia objetivos, mientras que las mujeres son más orientadas hacia experiencias. Se sabe que la sistematización de los cerebros masculinos los conduce a no distraerse con cualquier cosa, exceptuando lo que les ayude a lograr su objetivo. Pero eso les puede costar caro en términos de relaciones personales.”
“¿Y las emociones?” Preguntó Francie.
Tu no existirías si no tuvieras algo que traer a la mesa de la vida.
—Herbie Hancock
“Es más probable que los empatizadores expresen las emociones verbalmente, algunos incluso a través de lágrimas. Los sistemàticos tienden a expresar sus emociones más a través de acciones que de palabras. Por ejemplo, patear al gato, embriagarse, o salir intempestivamente y chocar el auto.
“Algunos estudios han demostrado que los hombres tienden a mosrar enojo incluso cuando sienten temor o tristeza; Las mujeres tienden a mostrar miedo o tristeza aùn cuando están enojadas. Esto puede deberse a una combinación de factores que incluyen la socialización.”
Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su capacidad para trepar a un árbol, pasará toda su vida creyendo que es estúpido.
—Albert Einstein
“Se trata de competir, ¿no es verdad?” Pregunté. “Esa es una pregunta complicada porque varias cosas juegan en el nivel de competencia que coinciden con la zona confortante de una persona. En comparación con los empatizadores, los sistematizadores tienden a ser más competitivos frente a otros, a menos que los empatizadores compitan con otros por la atenciòn de un sistematizador. ¿Por casualidad te estás comparando con un estereotipo?
Francie en realidad se echó a reír a carcajadas. Con una risa franca y agradable.
“El nivel de extroversión de una persona también afecta la competencia. Cuanto mayor sea la extroversión, mayor será la probabilidad de que el individuo gravite hacia la competencia.
Continuè. “Además, los niveles de testosterona parecen potenciar tanto la competencia como la asertividad. Dado a que los hombres tienden a tener niveles más altos de testosterona, exhiben más asertividad y competitividad. Y si acaban de jugar un juego emocionante o que lo hayan visto en la televisión, su testosterona puede propulsarse en forma dramática, algo que parece no ser universalmente cierto en los cerebros empáticos.
“¿Lo afirmo y lo sé?”, Exclamó Francie. “Más de una vez mis hermanos cambiaron su actitud drásticamente en la sala de nuestra casa cuando no estaban de acuerdo con qué equipo debería ganar. Sin embargo, nunca parecían guardar rencor. Y cada uno cumplía con limpiar su lugar. “Mi padre se mostraba inflexible acerca que yo NO tenía que limpiar después de que ellos tuvieran tenido una pelea de comida, o se hubieran golpeado uno al otro.”
Esta vez es mi turno de reír a carcajadas. “Solo tuve un hermano, ¡aunque él tenía mucha testosterona! En general, me gusta relacionarme con cerebros sistematizados. Disfruto las diferencias y su singularidad. Ninguna de estas diferencias, tendencias o inclinaciones nos obliga a funcionar en un estilo específico. Eso se deja a la elección personal.”
Eres tan asombroso como te dejas ser. Repito que eres tan asombroso como te dejas ser!
—Elizabeth Alraune
“Humm,” reflexionó ella. “Soy absolutamente honesta, creo que he permitido que las expectativas me excluyan de algunos comportamientos y reacciones que se alinean mejor con lo que yo soy innatamente, una mujer con màs inclinación empática. Pero tal vez algo menos de empatía si se compara con algunos cerebros femeninos.”
“Sí, bueno, eso puede suceder”, le contesté. “La buena noticia es que a medida que aprenda más sobre el cerebro en general y el suyo en particular, usted podrà elegir cómo quiere reaccionar.”
Francie recogió sus cosas, listas para partir. “¿Podría volver y hablar con usted otra vez?” Preguntó. “Creo que a mi cerebro le gusta el suyo.”
¡Absolutamente! Le contesté.
Ahora sin altivez, con gesto diferente, y aparentemente con una nueva misión para celebrar su propia inclinación y singular flexibilidad.
Translated into Spanish by Zandra Lee
La mujer (la voy a llamar Lily) era mórbidamente obesa. No había otra palabra para describirla. Las básculas registran hasta 350 libras y la aguja ya había llegado a su límite ¡antes de que pusiera el otro pie en la báscula! Lily se había matriculado en el programa Life Enhancement para obtener ayuda porque, como ella lo dijo, “en realidad siento lástima por mi corazón”. Había leído en algún lugar que el corazón tiene que bombear la sangre 100 millas adicionales de vasos sanguíneos por cada libra innecesaria de gordura. A la edad de 27 años, la presión arterial de Lily estaba peligrosamente alta, sin mencionar sus niveles de colesterol.
Resultó ser que esta mujer no entendía la diferencia entre la sensación física del hambre y el estado de ánimo. Por eso tendía a comer cuando se sentía feliz, triste, contenta, enojada, con miedo, o cualquier tipo de emoción. Cuando el consejero le preguntó qué sentía en ese momento, la respuesta de Lily fue “hambre por un pastel”. ¡Le tomó tiempo para comprender que “hambre por un pastel” no era una sensación!
Y hablando de pastel, estaba claro que Lily era adicta a los pasteles. Bueno, en realidad, era adicta al azúcar y a otros carbohidratos simples que contienen los pasteles. Parecía que no importaba qué sabor fuera: nuez, limón, pistacho, banana con coco, calabaza, cereza, moras, ruibarbo, Boston Cream, con tal de que fueran dos pasteles. Si Lily se comía el que fuera, tenían que ser dos, ¡pasteles, no rebanadas!
Pronto empezamos a notar que Lily se murmuraba a sí misma durante casi toda la comida. “¿Estás dando las gracias o te estás quejando?” una persona del programa le preguntó.
Lily se sonrió y dijo, “Ni una cosa ni otra. Estoy repitiendo no quiero comerme dos pasteles hoy, ¡ni siquiera quiero pensar en dos pasteles!”
Hablarse a sí misma no le ayudó. Cuando le pregunté qué imagen tenía en su mente después de repetir esas frases, contestó, “Dos pasteles”. No fue ninguna sorpresa. El cerebro tiende a pensar en imágenes, pero le es relativamente fácil pasar por alto la palabra No. Esto ocurre especialmente en las capas del subconsciente del cerebro.
“Estás dando a tu cerebro un mapa para que lo sigua cuando se imagina dos pasteles”, le expliqué. “¿Qué puedes hacer para invertir esas imágenes mentales?” Lily no tenía la menor idea.
En realidad, no es posible seguir instrucciones negativas como “no quiero comerme dos pasteles” o “no pienses en dos pasteles”. Aunque intentes seguir la estrategia que refuerza reemplazar la imagen de dos pasteles por alguna otra cosa, siempre volverás a pensar en los dos pasteles, ¡aunque sea sólo para recordarte que tienes que pensar en otra cosa!
El cerebro subconsciente está preparado para entender pensamientos positivos. Por eso la afirmación es el lenguaje programable del cerebro. El cerebro procesa pensamientos negativos (lo inverso a una idea) de manera menos efectiva. Lamentablemente, mucha gente durante su niñez escucha de 7 a 9 comentarios negativos por cada comentario positivo. Aquellas personas con familias con problemas de disfunción generalmente escuchan de 18 a 19 comentarios negativos por cada instrucción o comentario positivo.
Piensa en tu niñez. ¿Qué fue lo que escuchaste? Si escuchaste, “NO hagas esto, no hagas aquello, no puedes hacer esto, no debes hacer aquello”, es probable que tu cerebro esté lleno de recuerdos negativos.
Por ejemplo, cuando el cerebro escucha las palabras “No toques la estufa”, inicialmente crea la imagen de estar tocando la estufa. Si reconoce la palabra “No”, entonces trata de crear una imagen diferente, una que se parezca al inverso de la primera. Es un proceso de dos pasos y es muy difícil que un cerebro adulto logre no decir nada del cerebro de un niño.
Generalmente es más efectivo decir, “Mantén las manos lejos de la estufa”. Éste es un proceso de un paso porque la imagen inicial del cerebro es de las manos lejos de la estufa. Es más claro y consume mucho menos tiempo y energía, porque el cerebro no tiene que tratar de imaginarse lo opuesto de la imagen creada.
Dado que Lily quería seguir comiendo pastel ocasionalmente, necesitaba cambiar la forma de hablarse a sí misma y sus imágenes mentales. Le sugerí que se repitiera frases como:
Pedí a Lily que describiera la imagen que ahora tenía en su mente. Su respuesta fue, “Una rebanada pequeña de pastel y una sonrisa”.
¡Hablarse a sí mismo programa el cerebro! ¿Cuál es tu estilo habitual de hablarte a ti mismo? Los humanos tienden a comunicarse con otros en su estilo habitual de hablarse a sí mismo. ¿Tiendes a reafirmar o a criticar? ¿A animar o a desanimar? ¿Qué tan bien das y aceptas cumplidos?
Como hablarse a sí mismo es aprendido, puedes a aprender a hablar constantemente de una manera afirmativa. Por lo general, este estilo es mucho más efectivo. La fórmula comprende declaraciones (afirmaciones) cortas, positivas, presentes, poderosas. Habla como si ya estuvieras logrando tu meta en este momento.
Cuando hablas en futuro, el cerebro piensa, “Cuando el futuro llegue, te ayudaré a que lo logres”. Pero como estás pensando en el futuro, nunca llegas a ese momento del futuro, por decirlo así. Cuando usas palabras y frases en presente, el cerebro piensa: “¡Esto está pasando ahora mismo! ¡Más vale que me ponga avispado!” Y es más probable que te ayude a seguir la imagen que tú creaste.
¿Es el uso de un estilo de comunicación afirmativa un concepto sencillo? ¡Absolutamente! ¿Es fácil cambiar el estilo de hablarse a sí mismo de toda una vida? ¡No! Pero se puede lograr. Lily lo hizo. Tiempo después regresó a un programa para ex-alumnos. ¡Esta vez sí se pudo parar completamente en la báscula sin que la aguja llegara al tope! Y no sólo eso, su presión arterial estaba dentro de lo normal y sus niveles de colesterol habían bajado significantemente.
Cuando le tocó hablar de su jornada para mejorar la salud, todos escucharon atentamente. Era obvio que la vida de Lily había mejorado enormemente en comparación con lo que había sido. Concluyó su relato con estas palabras: “Estoy aprendiendo a usar este nuevo estilo de comunicación, conmigo misma y con los demás. Ha habido momentos en que abro la boca para decir algo sin poder expresar mis ideas con un estilo positivo, pero la práctica ayuda. Ya no me tengo que morder la lengua con tanta frecuencia. Cómo hubiera deseado haber aprendido esto desde el inicio de mi vida, ¡pero más vale tarde que nunca!”
La vida es mejor con un estilo de comunicación positiva. ¿Se evitan todos los problemas? ¡Claro que no! Pero ofrece a tu cerebro una imagen de un solo paso para seguir. Yo le llamo “Ventaja de afirmación” y se puede usar en cualquier circunstancia de la vida. Como Lily dijo, más vale tarde que nunca. ¡Y no hay mejor momento para empezar como el presente!